ANTONIO DE FUERTES. PSICÓLOGO HUMANISTA, TÉCNICO SUPERIOR EN PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES Y VOCAL DE ASOCIACIÓN DE AYUDA POR ACOSO MORAL EN EL TRABAJO (ANAMIB) Más allá del año 2000, transcurrida la primera década del siglo XXI, nos encontramos con un panorama empresarial desalentador. Vean sino algunos testimonios: «esto no es vida», «me siento frustrada», «no llego a final de mes», «estoy muy estresado» y un largo etcétera que podríamos añadir. ¡Eso para los que tienen la «suerte» de trabajar naturalmente!
Son las voces de personas que, simplemente, no se adaptan al actual panorama empresarial. Su dolor y descontento es íntimo pero su influencia afecta a toda la sociedad. Su impotencia es la de quienes se sienten inmersos en una realidad que no les agrada sintiéndose incapaces de salir de ella.
¿Cuántas personas disfrutan realmente de su trabajo? ¿Cuántas empresas u organizaciones ofrecen al trabajador la posibilidad de desarrollarse profesionalmente? ¿Cuántos talentos y recursos humanos son desperdiciados sistemáticamente en aras de un enfoque empresarial caduco y deshumanizado centrado únicamente en la obtención de beneficios a cualquier precio? ¿Por qué en pleno siglo XXI continúa vigente un modelo de empresa que demuestra ser ineficaz?
La sociedad en su conjunto demanda un nuevo paradigma empresarial en el cual:
– La exploración y valoración de los talentos de cada persona permitirá el empleo vocacional.
– Un liderazgo ético suplirá los actuales modelos de mando autoritarios, a menudo orientados al poder y limitados por «criterios de empresa».
– La excelencia será adecuadamente valorada y retribuida y todo el potencial humano será aprovechado en beneficio de todos.
– La actividad empresarial estará al servicio de las personas, fin último de todo el proceso productivo y destinatario final de productos y servicios.
– La inteligencia abarcará nuevas dimensiones como la física, la emocional o la espiritual.
– La visión, la pasión, el propósito, la disciplina y el esfuerzo se orientarán desde una ética fundamentada en valores naturales y universales y toda empresa que quiera asegurarse el éxito se alineará con estos valores.
– El trabajador trabajará en condiciones seguras y verá garantizados sus derechos fundamentales.
Si realmente queremos este cambio algo hemos de hacer como individuos y como sociedad.
«Seamos el cambio que deseamos ver en el mundo», decía Gandhi. Sólo así podremos convertir la utopía en realidad.
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